Hay días que quisiera ser una sirena
y que me rescate de mi melancolía
un marinero que me haga navegar junto a él
y amar y ser amada por primera vez
bajo el esplendor de la luna y la melodía del mar.
Hay días que quisiera ser un ave
Para abrir las alas de mi alma
Y respirar la fresca brisa de un atardecer de otoño
Volar y volar hasta que los árboles lloren
la última hoja de la estación
Hay días que tan solo quisiera
Detenerme a observar la magia de este mundo
Que locos que son los que se atreven a decir
"La magia no existe"; parados en un prado de sedosas orquídeas
bajo un cielo azul con ruiseñores saludando al alba.