CatLion
No son más silenciosos los
espejos
Ni más furtiva el alba
aventurera: Eres bajo la luna,
Esa pantera que nos es dado
divisar de lejos.
Tuya es la soledad. Tuyo es el
secreto. Has admitido,
Desde esa eternidad que ya es
olvido, el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el
dueño de un ámbito cerrado como un sueño.
Jorge Luis Borges.
La siguiente historia que contaré, no es una historia común. Es una historia que empieza hace años, muchos años en Egipto en la aldea de Rá. Es la historia de un ser que tenía tanto para decir y tanto por hacer en este mundo que ello desbordaba su alma.
Capítulo I
Soy una gata pero no sé por qué siento que éste no es el cuerpo apropiado para mí. Tengo la sensación en mi alma que estoy predestinada a algo superior, siento como si esta embestidura fuera la equivocada. Nadie sabe que detrás de mis ojos, se ocultan mil y una historias que contar, mil y una emociones que soy incapaz de demostrar. Sólo sé que aún no he encontrado mi sitio en este mundo.
Mi historia es larga de entender. Por ello, comenzaré a contar la noche más importante de mi existencia felina.
Aquella era una noche tipicamente fria del verano de 71 d.c debido a la proximidad del desierto del Sahara; y yo recorría sin rumbo las calles en plena construcción del pueblo del dios Rá en Egipto, solitariamente saltando de tejado en tejado. Antes de vivir allí, me encontraba en la China imperial y decidí marcharme rumbo a un lugar mejor ya que, allí las personas eran crueles y se alejaban de mí cuando aparecía repentinamente en los callejones y calles del Imperio Chino.
Dentro de mi caparazón, de mi vestidura negra azabache cual noche pura, sin nube alguna, se encuentra un alma que anhela amor y comprensión.
Caminé y caminé sin rumbo ni propósito alguno y finalmente me detuve frente a un imponente palacio antiguo. En la entrada se podían observar cuatro personas talladas delicadamente con arena con aspecto de leones que daban la impresión de vigilar los movimientos de la aldea entera. Parecían cautivadoramente reales.
-¿Quién diría que captivarían tanto mi atención al punto de que me quedaría allí y mi existencia cambiaría para siempre modificando rotundamente mi futuro?
Sólo sé que estar allí era como presenciar un sueño utópico, una magia inexplicable presente en la realidad, un hecho pre-destinado, algo que solamente los sagrados dioses entenderían. Al observar ese hermoso lugar, repleto de lujos hasta en su exterior, en su fachada, yo sentí que mi destino era permanecer de una vez por todas en un mismo sitio para siempre, sin esconderme de nadie. Sentí que allí estaba el lugar.
Sin embargo, todavía no había señales de nada especial ya que, me encontraba sola a excepción de mi sombra refractada en los majestuosos muros del palacio y la luna llena iluminando mi gatuna figura.
Luego de estar horas en ese lugar maullando a la luz de esa hermosa luna llena, escuché un sonido dulce, una cautivante melodía. Era la primera vez que escuchaba el sonido de la música. Alguien estaba tocando delicada y lentamente un instrumento. El arpa. Es dificil explicar con palabras, el sentimiento que despertó en mí escuchar esos delicados sonidos. Solamente se siente en el alma, cada nota desprendía y dispersaba en el viento una emoción diferente.
Asombrada por aquel mágico suceso, decidí escabullirme dentro del templo sin que nadie lo notara. Llegué al corredor principal y me detuve ante una majestuosa escalera de caoba tallada a mano. Noté que ésta albergaba delicados y preciosamente tallados dibujos de humanos, leones, gatos y otros animales.
Cada dibujo relataba una historia como la de la legendaria reina Nefertitis, la cual se encontraba sosteniendo en su regazo a su hija Meketatón, lo cual más tarde me enteré que representaba la adoración familiar y el amor por los animales, sobretodo los felinos.
Todas esas historias, mas allá de esos peculiares y bonitos símbolos, había una inmensa abundancia de emociones y sentimientos.
Todavía quieta allí, una joven de unos aparentes veinte años, alta, de tez morena y el cabello negro como mi pelaje y como la noche ornamentado con pequeñas y ajustadas trenzas; notó mi presencia.
Asustada, comenzé a buscar sin éxito un escondite.
-¿Quién está allí?... Muestrate ante mí.
Continuará... :)