La memoria es traicionera pero hay cosas que permanecen en el rincón más profundo de las almas del dolor.
Lo que ocurrió esa noche, "La noche de los lápices", tan solo fue un ejemplo de la crueldad y la falta de tolerancia de los militares; Los cuales despojaron a los jóvenes guerreros, luchadores, del sol, de la felicidad, encerrándolos en unas obscuras celdas frías como si fueran animales sin ningún derecho, creyéndose superiores solo por portar muchas insignias del "honor" por su trabajo. Su honor fue una completa mentira ya que, torturar muestra su alma rota por la cobardía, cegados por su exceso de poder. Eran reyes de sus propias miserias.
Es incomprensible saber que en el caso de "La noche de los lápices", sucedió semejante atrocidad solo por ser unos inocentes adolescentes luchando por algo que creían importante, el boleto estudiantil, siendo una pequeña luz en la humanidad, en medio de tanto odio.
La memoria es traicionera pero siempre se debe recordar estos sucesos ya que, nunca debe volver a ocurrir bajo ninguna circunstancia.
Todos somos iguales y al mismo tiempo únicos y diferentes y hay que aceptarnos, rompiendo las cadenas de nuestros prejuicios, que nos atan y no nos dejan ver más allá y de nuestro gran miedo a lo nuevo.
Por la memoria de estas juventudes perdidas y la esperanza de las venideras.
Daniela Sgró. ♥
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