Memorias de una
Geisha
Memorias de una geisha (Memoirs of a geisha), se trata de la historia real de una geisha que vivía en Kioto (Japón) antes de la segunda guerra mundial y de su dura vida.
La protagonista Chiyo y su hermana Satsu son vendidas ya que, sus padres son muy pobres y su madre estaba gravemente enferma. Chiyo fue vendida a una okiya (casa de geishas) y satsu, por ser más fea que su hermana a un burdel.
La infancia de la protagonista es muy dura ya que, nunca más vería a su hermana, la cual debió escapar sola porque ella no llegó a tiempo para marcharse junto a ella, y al saber que sus dos padres habían muerto. Entonces, quedó a la merced de su soledad y el destino.
En la Okiya donde vive, también vive Hatsumomo, la geisha más importante de las okiyas, envidiosa, cruel y competitiva, teme que la supere algún día en su "oficio" porque tiene algo muy original Chiyo, sus ojos, que son como el agua de un río, muy raro en Japón ya que, todos tienen ojos marrones. Entonces, se dedica a hacerle la vida imposible como por ejemplo, culparla de un kimono arruinado con tinta.
Según la dueña de la Okiya a los nueve años, había acumulado muchas "deudas" y por lo tanto, ya no iba a ser geisha porque había deshonrado a la Okiya al querer escaparse hacia una vida mejor y por la falsa acusación del kimono arruinado, y por lo tanto, era una esclava.
Se sentía perdida hasta que todo cambió para ella el día que conoció al presidente de una empresa importante, quien le regaló un helado al notar la tristeza de sus ojos, la primera persona que la trató con amabilidad en toda su existencia.
Y se enamoró de él y decidió que algún día sería una geisha para entrar nuevamente en su mundo y estar junto a él. Entonces, soportó cualquier adversidad para lograr ese objetivo.
En mi opinión, esta película es muy buena, más allá de la excelente fotografía, los paisajes, etc. La vida de las geishas era muy dura, muchas eran pobres vendidas por sus padres sin entender nada, o huerfanas, obligadas a ser geishas e iban a la escuela de geishas para convertirse en algo que todavía no sabían que era. Para mí, eran prostitutas elegantes y educadas, pero más allá del arte que creían que era los japoneses de esa época, es otro tipo de esclavitud, porque no tenían nada mejor que eso.
"En un templo hay un poema llamado "Pérdida" grabado en una piedra. Tiene tres palabras pero el poeta las ha tachado, no puedes leer "Pérdida", pero lo puedes sentir".
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